Katankura significa en mapudungún (idioma Mapuche), piedra con agujero.
Hace 3.000 años, nativos de la precordillera de Los Andes por motivos de su cultura y cosmovisión, elaboraron piedras horadadas (Katankura)
Muchas de esas piedras, fueron encontradas en el campo que dió origen, a pensar que la trufa podía crecer en éstas latitudes. Este sueño se concretó con la primera cosecha de trufas, lo que permitió la comercialización de éstas y el desarrollo de productos trufados en Chile, creando la empresa Katankura.
En Chile, precisamente entorno a Chillán, está el campo que hizo posible crear productos trufados, comercializar trufa y otros hongos. Es un lugar de clima mediterráneo, enriquecido por aguas cordilleranas de los ríos Ñuble y Cato, que hoy en día crece una maravilla: la trufa negra.
La trufa negra es ícono de la alta gastronomía por ser escasa y entregar un sabor y aroma intenso e incomparable que conjuga las propiedades de la tierra, la vegetación, el agua y el clima de su habitat.
El siglo XXI trajo el desafío de hacerla surgir fuera de Europa. La provincia de Ñuble en el sur de Chile, tierra bendecida por la naturaleza, es hoy la cuna de nuestra trufa melanosporum (trufa negra). En la actualidad, la trufa crece, principalmente, desde la región de Valparaiso hasta la Araucanía.